Para poder entrar en el debate sobre la legalización / ilegalización de
sustancias psicoactivas debemos primeramente analizar la situación actual y los
antecedentes. Estas sustancias siempre han estado presentes en todas las
culturas, y su uso ha estado sometido a la autorregulación de las personas. Es
a partir del siglo XIX cuando surge la necesidad de otro tipo de regulación basándose
en criterios morales y económicos, no en criterios médicos ni sanitarios. Ya
entonces se demostró que la prohibición de consumo y comercialización de
ciertas sustancias, no provocó la eliminación de estas, sino lo contrario,
trajo un mercado negro, en que las sustancias prohibidas salieran fuera de los
circuitos controlados, la especulación y enriquecimiento de los que las
comercializaban y una falta de cultura, educación y conocimiento de estas
sustancias por la negación que existía hacia ellas. Posteriormente se tuvo que
dar marcha atrás y volver a permitir el consumo y comercialización de estas
sustancias.
En nuestra cultura han persistido dos sustancias consideradas como
legales, tabaco y alcohol. El estado así parece aceptar el mal menor, ¿acaso
los efectos médicos-sanitarios de alcohol y del tabaco no han sido de sobra
demostrados como perjudiciales para proceder también a su ilegalización?, ¿es
que el tabaco y el alcohol no son capaces de generar marginación, conductas
delictivas, adicción como para no ser consideradas como drogas duras?.
Una vez por todas la sociedad a la que pertenecemos debería dejar de ser
tan hipócrita, y abordar el tema de la droga ofertando salidas y no cerrando
puertas. La clasificación entre drogas duras y blandas se ha demostrado que no
obedece a criterios objetivos, sino que esta división está basada en
fundamentos morales, ideológicos. La droga está ahí y lo que tenemos que
hacer es dar información y educación para que el uso que se haga de ellas,
caso de utilizarse, sea responsable. Evitaremos así el mercado negro de la
misma, la especulación y el enriquecimiento de ciertas mafias, haciendo que
salga a la luz un problema que oculto, genera marginación, delincuencia y
enfermedades transmitidas entre colectivos marginales por no tener las mínimas
condiciones higiénico-sanitarias.
Esto es abordar el tema de las drogas desde el punto de vista sanitario y
de salud pública, y no tratarlo como un problema de seguridad ciudadana y
penal. La legalización de las drogas pasa por el la educación para la evitar
el uso irresponsable de estas sustancias, que no por prohibirlas van a dejar de
estar presentes y a nuestro alcance.